Basta con echar un vistazo a los datos económicos para darse cuenta del tremendo vivero de empleo que supone la industria del videojuego, un vivero que está todavía por explotar en España debido a que las administraciones, a todos los niveles, siguen empeñadas en potenciar sectores ya maduros sin margen real de crecimiento ni desarrollo.
En términos de consumo de videojuegos, España es el sexto mercado del mundo (cuarto a nivel europeo), pero sólo un 1% del total de los videojuegos que hay en el mercado son de producción española, frente a la media del 15% del resto de países europeos, por lo que parece evidente que todavía hay un margen de mejora en este aspecto.
Además, el trabajo en la industria del videojuego sería de alta productividad y valor añadido para la economía española, más acostumbrada a trabajos intensivos en mano de obra, muy elásticos a la hora de sufrir cualquier tipo de crisis económica, como la actual.
Una industria que necesita del apoyo de las administraciones y de las entidades financieras por la importante inversión inicial que se requiere para desarrollar un videojuego, en concepto de largos períodos hasta la recuperación del dinero invertido por los plazos que este tipo de producto requiere.
Sin embargo, en España nos encontramos con que empresas dedicadas al desarrollo de videojuegos, como Pyro Studios, están condenadas a tener que buscar creativos e informáticos de fuera, por no poder encontrar la suficiente oferta laboral dentro de nuestras fronteras.
Desde el sector del videojuego se lleva tiempo reclamando estudios de formación adecuados para este tipo de profesionales, de manera que se pueda desarrollar una industria fuerte dentro de España. Una industria que cada vez gana más peso en el sector del ocio, con la clara tendencia de convertirse en la más fuerte, sin rival alguno, en pocos años.