Creado por la desarrolladora nipona Nintendo en 1981, Donkey Kong fue la última intentona de la compañía en sus aspiraciones de penetrar en el mercado norteamericano. El proyecto fue encargado a Shiyeru Miyamoto por parte del propio presidente de Nintendo, Hiroshi Yamauchi.
Enfocado en un inicio únicamente para las máquinas recreativas, consiguió gran éxito en los principales mercados de desarrollo como eran el japonés y el norteamericano. Tal fue su éxito que se vendieron los derechos a Coleco para que el juego fuese trasladado a las versiones domésticas de las consolas de la época. Éste juego, es responsable del inicio de la época dorada de Nintendo, pues, como dijimos anteriormente, era la última intentona que la compañía estaba dispuesta a realizar en la conquista del continente americano.
Inspirado por otros personajes de la cultura del videojuego y del cine, Miyamoto creó un juego muy simple a partir de dos personajes que, con el paso de los años, se convertirían en dos de los pilares principales de Nintendo: Mario y Donkey Kong.
El funcionamiento del juego consistía en que Mario (llamado Jumper en el juego) tenía que ir ascendiendo en la pantalla a través de unas escaleras mientras esquivaba los obstáculos entre los que se encontraban, principalmente, los barriles rodantes que lanzaba Donkey Kong desde la parte superior de la pantalla, lugar donde se encontraba custodiando a la Princesa que Mario debía salvar.
El diseño de los personajes, principalmente el de Donkey Kong, fue motivo de polémicas judiciales que finalmente no prosperaron por parte de las compañías que ostentaban los derechos de imagen de King Kong, quienes decían que había inspirado de manera descarada al personaje del videojuego.
A raíz de todo el espectáculo y afición que generó se desarrolló una apabullante empresa de marketing en torno al videojuego, colocando a sus personajes en prácticamente cualquier artículo que podamos imaginar. Todo ello supuso una fuente de ingresos para una Nintendo que supo aprovecharlo con el paso del tiempo creando sagas independientes y volviendo a juntar a sus personajes en diversos juegos. Sin duda, todo un acierto por parte del genio Miyamoto, uno de los primeros de su exitosa carrera como desarrollador de videojuegos.